Nadie me dijo que la vida sería fácil, tampoco me advirtieron que llamarme Agostina y soñar un mundo diferente me iba a destruir tanto. Pero al final, gracias a la experiencia y los años, comprendí que la comodidad es una mala aliada y que el dolor parece ser ineludible y desgraciadamente indispensable. Aprendí a duras penas a convivir con él sólo cuando supe que sería el precio de mi sonrisa. Después de todo, le debo lo que sé y lo que soy, que es nada, es lo que es, lo que pudo ser. ¡Qué extraño!
Cazo motivos, de vez en cuando, para dale un sentido a todo esto, a los respiros caprichosos, a mi generación equivocada y así, quizás, algún día ordene mi desorden. Cambiar la visión, la perspectiva, mirar con otros ojos resulta ser salud mental.
Exijo, ahora mismo, ya, urgentemente, que mi voluntad sea fuerte, enérgica, indestructible, para que juntas, ella y yo, de la mano, como sea, transformemos este ruido interno, insoportable y permanente, en el mejor de los aprendizajes.
De a poco, equilibrando los tropiezos voy poblando mi desierto.
Cazo motivos, de vez en cuando, para dale un sentido a todo esto, a los respiros caprichosos, a mi generación equivocada y así, quizás, algún día ordene mi desorden. Cambiar la visión, la perspectiva, mirar con otros ojos resulta ser salud mental.
Exijo, ahora mismo, ya, urgentemente, que mi voluntad sea fuerte, enérgica, indestructible, para que juntas, ella y yo, de la mano, como sea, transformemos este ruido interno, insoportable y permanente, en el mejor de los aprendizajes.
De a poco, equilibrando los tropiezos voy poblando mi desierto.