martes, 2 de septiembre de 2008

Al hablar de amor ella siempre agacha su cabeza, como si se llenara instantáneamente de recuerdos imborrables que la aturden y la nostalgia la transportara hacia aquellos momentos.
Su historia fue de esas que quedan perpetuamente tatuadas en dos corazones cansados y en los ojos de toda una ciudad, de esas que indiscutiblemente nunca ganan un lugar en el olvido.
Los años compartidos no fueron en vano, consiguieron que nazca un sentimiento profundo entre ambos y que por él consigan risas, llantos, peleas, lugares, charlas, rutina, canciones, cenas, almuerzos, días y noches.
Construyeron poco a poco una historia que del mismo modo se fue desgastando, los actos repetidamente erróneos de él le quemaban lentamente las esperanzas a ella y entonces harta de perdonar decidió ponerle un bien merecido fin a todo aquello, porque las cosas ya no daban para más, porque la rutina aburre, porque los errores cansan y duelen y porque personas así no son capaces de cambiar.

5 comentarios:

rama dijo...

En la realidad actual en donde es muy difícil abstraerse, crear o generar cambio por temor o/u obligación, salir de la rutinaria seguidilla de hechos cotidianos es difícil, podrían darle otra oportunidad. Pero si después de un tiempo determinado y vivencias compartidas, él no se ha dado cuenta, entonces tenes razón, es poco probable que cambie!.
Saludos.

m a r i e dijo...

Su historia fue de esas que quedan perpetuamente tatuadas en dos corazones cansados y en los ojos de toda una ciudad, de esas que indiscutiblemente nunca ganan un lugar en el olvido.


Mi historia es de esas.
Hermoso el texto, como siempre.
Simple y perfecto.
Y me identifico mucho.
Extrañe leerte los dias que no estuve.

Lola dijo...

Más que cambiarnos, la rutina muchas veces nos pierde, y nos encontramos mirándonos sin saber quénes somos.

"Al hablar de amor ella siempre agacha su cabeza."
Releo el texto y es la frase que más me gusta.

saludos Agostina... y gracias por pasar por mis rincones
LolA

BLUEKITTY dijo...

El tiempo pasa y la niña dentro mío quiere seguir creyendo en el amor eterno de una princesa y un príncipe. El problema es cuando viene la hora de lavar la ropa y los platos :s

Se puede contra la rutina? Es más fuerte un amor de verdad?

Anónimo dijo...

¿Es que tanto cambia la gente como para que tantos grandes amores se desvanezcan en el tiempo como un helado en pleno verano?