viernes, 3 de octubre de 2008

Cansancio se llamaban cada una de las gotas que corrían por sus venas. Cansancio era la única causa de aquel rostro deteriorado. Cansancio era ese cabello despeinado.
Cansancio en los huesos, en la piel y en los poros. Cansancio en las pupilas. Cansancio también en aquellas uñas carcomidas.
Los años que tenía encima le pesaban y estaba harta de desear que éstos descendiesen para encontrarse nuevamente con la felicidad en las pequeñas cosas.
Sí, aquel no era más que un estupendo deseo idiota que jamás se realizaría, pero así era ella,
soñaba incansablemente por la euforia de lo maravilloso, pero luego se chocaba con la frustración del irresuelto.
Se hundía por momentos en los recuerdos que coleccionaba su mente, un dolor intenso congelaba su cuerpo y un sonido interno continuaba latiendo.

6 comentarios:

m a r i e dijo...

un sonido interno..
un latido...

Muy bueno :)
me identifico muchisimo

34029734 dijo...

Hermosa!
Un beso querida

BLUEKITTY dijo...

No hay nada más lindo que soñar cosas maravillosa. Si ella sólo se prende de los recuerdos, por más bellos que hayan sido, no podrá recolectar nuevas bellas experiencias para algún día añorar esas mismas. Decile a ella que salga afuera y por ella misma busque cosas, personas y experiencias bellas =)

Sirena Varada dijo...

No hay nada más desalentador que el espejismo de querer vivir reviviendo en los recuerdos.

Encontrar la felicidad en las pequeñas cosas: encontrar una felicidad, sencilla, completa, auténtica. ¿No es acaso una quimera?

Tess dijo...

hermoso como siempre lo que escribis
un beso

Hello dijo...

agostina, es una de las mejores cosas que he leido de ti,
buen ritmo, buenas imagenes y mejor contenido, esa sensacion de buscar algo, en donde solo hay,sueños sin fundamentos.
un abrazo david