jueves, 26 de marzo de 2009

Te brillaban los ojos.

Amarrada al hilo de su mirada, te encontrabas aquella noche de otoño. Una mirada inquieta y joven, excedida de inseguridades. Tus pupilas, en cambio, no podían estar más seguras.
Soportaste hasta lo insoportable por sentirte dueña, aunque sea por un instante, del laberinto de su vida. Eras capaz de regalarle tu mundo por migajas del suyo. Estabas obsesionada, mientras yo no hacía más que observarte con un poco de bronca y otro de lástima. Me dolía verte en ese estado (me duele), tenía ganas de gritarte un millón de verdades, pero mantenía silencio. Supe que de cualquier manera no ibas a escucharme. Te brillaban los ojos.
No te merecía y aunque el verbo está en pasado, incluso hoy no logra hacerlo.
Personalmente, le receto golpes y sobre todo años.

domingo, 22 de marzo de 2009

Perdón y gracias.

Y es que todo en esta vida tiene dos caras, la positiva y la negativa, y esta teoría jamás ha sido ajena al tema del reloj. El tiempo transcurre y así como arrastra negatividad, también trae consigo una mirada diferente.
Con el correr de las agujas y los giros del planeta, uno ve con plena claridad y exactitud la falsedad y mediocridad humana, entre otros actos, el más cotidiano. Y uno ve a la gente disfrutando hacerle mal a la gente y uno cae en la cuenta de lo poco que hay dentro de sus cabezas. Por suerte, creo fervientemente que la vida se encarga de retribuir lo que uno merece, que alguien, en algún lugar, observa cada detalle y conoce las intenciones.
Hoy prefiero soledad, quiero presenciar el momento en que este dolor se convierta en fortaleza, para después poder sentirme agradecida y luego disculparme por tenerles tanta lástima.

lunes, 16 de marzo de 2009

Una esquina y algo más.

Era algo más que una esquina insulsa y anodina, gobernada por el silencio de la noche. Era algo más que un edificio antiguo, maltratado por los años. Era algo más que una vereda agrietada y sucia. Era algo más que una luna inerte seguida por un amanecer irrevocable. Era algo más que dos cuerpos derrotados. Era algo más que sabernos despeinados. Era algo más que un par de locos abrazados. Era algo más…

martes, 10 de marzo de 2009

Ingrata.

Y el mundo seguía girando mientras yo me desgranaba lentamente. Partículas de mi esencia se diluían en el aire. Un aroma a fracaso, a frustración se mezclaba con el poco oxígeno que inundaba mi cuerpo, ese mismo que ya no tenía ganas de consumir…
Ver blanco y negro lo que asume color, es autodestructivo.
Un ser débil y sensible en un mundo ilógico, que arrastra una caravana de sueños irrealizables, con las esperanzas extinguidas, amalgamadas a la sensación de nada. Ésa es, probablemente, la definición a esto que soy, este desastre en el que me he convertido.

viernes, 6 de marzo de 2009

Noctámbula.

El techo intacto, tedioso. Un silencio impenetrable, rotundo. Un poco de sueño, otro de insomnio.
Las ganas raquíticas, hartas de añorar. La monotonía en su mejor momento, rebalsando el aire.
Un colchón placentero y un cuerpo derrotado. El abismo, a un costado.
Los pensamientos recostados en las trivialidades de la vida, hasta que tupidos van perdiendo la cordura.
La incertidumbre intolerable, haciendo eco en el aroma del futuro, del proceder, del acierto o del error.
Las fotografías de un pasado, articuladas y arraigadas en la memoria.
Caer en la cuenta de actos ilógicos, de tiempo perdido, de insensatez, de masoquismo. Avergonzarme por ello y por todas aquellas palabras que algún día derrame. Ser una verdadera idealista.
Resultar nuevamente, luego del próximo intento fallido de conciliar el maldito sueño. La noche se hace demasiado larga. El día acaba en un parpadeo. Y así el techo continúa intacto, el silencio impenetrable, las ganas raquíticas, por el resto de mis noches.

martes, 3 de marzo de 2009

El papel miente.

Y todo el mundo se detiene en el papel. Van mutando el sentir y las palabras. Garabateas tu realidad. La tinta es tu arma, el teclado la mía. La relevancia del trazo puede con los relojes y las horas y los años. Las letras brillan llenas de magia mientras todo permanece intacto, perpetuo. Y allí está: una fiesta improvisada, el descontrol de las palabras. Con pasión, dejando el alma para que todo termine siento una gran mentira.